La praxis de mi replica, su tiempo.
La praxis de mi replica, su tiempo.
Art By: SDXL; IA.
Porque creo más en un comienzo que en un final.
Dedico esta apertura a todos los comienzos,
a mi comienzo.
Anotaciones 1:
Quería anotarlo
todo. Aquel era el error mas grave que estaba cometiendo. ¿ Era
posible llevar un registro total de lo que sucedía?, imposible.
A
penas, podía tomar nota de mis estados anímicos mas notables. Pero
era consciente de otras particularidades mas pequeñas que ocurrían
en mi ser e igualmente se me escapaban. En el momento que intentaba
mantenerlas, saborearlas, y de esa forma poder escribirlas,
desaparecían. ¿ No era aquel quizás mi castigo?. De ser así, que
crueldad que existía en quien ponía su furia sobre mi. ¿ y si
fuese yo mismo quien me estuviera limitando a no poder concientizar
lo que ocurría? En ese caso, que idiota. ¿ Porque no abrir las
barreras que me impedían dar el cien por ciento de mi psiquis?
Puede, que en todo caso, sea un mecanismo intrínseco y muy oculto,
de defensa. De auto preservación.
Veamos, en toda la
naturaleza, los seres, dicho de cualquier especie animalia,plantae,
fungi, protista y monera. Buscan perpetuar la vida, extenderla; Su
eterna prolongación y su reproducción. En ese ínterin, en esa vida
que sucede, los distintos reinos se adaptan y se moldean, mutan según
las características que en el momento se destaquen. Aquel, es el
sentido propio de la vida, o de lo desconocido, que equivale a lo
mismo.
Estábamos haciendo lo de siempre. Es decir, usando la pala y el pico. Replanteo. sacando tierra, escombros de suciedad, un relleno artificial en una tierra seca. ¿ A quien se le ocurre venirse a vivir a este lugar?, pensaba. No podía entender como la sequía y el relleno de arena y piedra no eran suficiente muestra natural de lo que estaba sucediendo. Pero en fin, allí estábamos nosotros, trabajando. Esta vez, la cuadrilla estaba compuesta por Luicito, Pablo, Iñaqui y yo.
Habíamos llegado
esa mañana a primera hora, cuando el sol aun no había terminado de
mostrarse en su totalidad, cuando la helada matutina aun estaba en
pleno movimiento ascendente. Ahí estábamos, estacionando la Trafic
y bajando los cajones de herramientas. En mi cabeza aun seguía
latiendo la idea de invertir unos pesos en unos cajones mas
presentables, no era muy elegante bajar todo en cajones reciclados de
la verduleria de Martín.
El barrio aun estaba dormido. ¿
Quienes vivían en aquellas casas?, mi vista vislumbraba un barrio
nuevo en su auge de expansión. Jamas lo sabría, tampoco me
importaba, de hecho y sin embargo igual me lo preguntaba.
-Bueno… Es cuestión de arrancar, meta y meta , arranquemos. - Decia Luicito
-Otro día massss … - Agregaba Iñaqui.
- Que le vamo a hacer, no queda de otra… - Completaba Pablo.
¿ Y yo ? ¿ Que podía decir? ¿ No eran aquellas palabras claras frente a la situación ? Era mas que obvio que estaba cansado, las manos tenían callos de tanto fruncirse y mi seño comenzaba a presentar arrugas.
Pero es sólo en ese punto, en ese momento, cuando uno llega al borde de su dolor de cintura y frena, dirige su mirada al cielo y observa el pasar de la vida, el tiempo discurrirse y las bandadas de aves que sobrevuelan libres, en la altura. Sólo hasta ese momento de detención temporal, de aislamiento intrínseco con uno mismo y con la naturaleza, que es en efecto la vida que converge dentro nuestro, presentándose por vez primera, o segunda, tercera; No importa, es ahí, cuando se presenta. Allí entonces surge la gran visión del despertar, la consciencia atenta. El momento de decidir si uno continua agachando la cabeza, o si agarra la Trafic y cambia de vida, de decisiones, de ideas.
- Ya no quiero trabajar mas de esto . - Solté. Pero lo solté en palabras cuando ya todos estaban abajo, cuando me encontraba sólo. Mientras los veía a todos, parados, frente a la densa estepa que se extendía en el horizonte, un interminable infinito dorado.
La figura de ellos, la observaba desde la ventana de la Trafic, sentado en el asiento del piloto. ¿ No era acaso yo el que estaba a cargo de manejar y dirigir la nave del tiempo? ¿Soy el capitán? Y si, el vehículo era para mi, en aquel momento, una especie de bitácora secular, un portal que me llevaba desde lo interno, a lo externo, es decir,de un extremo al otro.
3 personas, 3 seres que caminaban con las herramientas de excavación, de trabajo, de creación.
¿Quienes son aquellos héroes que serán olvidados por la memoria de la gran tempestad?
-¿No ven acaso, humanos, a aquellos guerreros, que luchan de verdad por la justicia del mundo? - Recitaba en mi imaginación citoplasmica.
¿ Y al frente de ellos; Que había? El viento. Levantando la tierra, la sequía de haber sido la especie culpable de devorar el reino de Plantae, los arboles, la vida pequeña y las plantas autóctonas de la Patagonia. Todo, por cuestiones de nivelar un maldito suelo. Que tontería, pensaba, que inconsciencia. ¿ Es posible nivelar realmente? ¿ Que ley gobierna la horizontalidad?; ¿Cuanto llevamos en el planeta Terra? ¿Acaso aun no entendimos que el horizonte A, es decir la película mas fina de las capas terrestres, la zona vertical en donde se enraíza la vegetación herbácea, es la mas delicada? ¿Como vamos a dar vuelta todo y revolverlo sin entender que aquello había llevado un proceso de decenas de años en confeccionarse?. Un ecosistema perfecto. La destrucción del detrito. Esperen un segundo, ¿ no era el detrito Ubik, el aerosol. El encargado de descomponer cualquier masa sólida en partículas hasta llevarla a su estado original?.
En fin, me pagaban por ir con los pibes a palear, zanjear , quitar escombros que resultaban del peor de los rellenos, hacer vigas de encadenado y luego, la platea.
No me mencionen mas a las plateas, no existía cosa que odiaba mas que el cemento, material artificial de difícil composición. Cada vez que aparecía una bolsa de aquel material, lo miraba, lo examinaba como quien observa su huella de acciones y pensaba:
“ Muy bien, entre
un 4 y un 8 % mas de contaminación de dióxido de carbono al
planeta”
Pero en fin, me pagaban por eso. Entonces que tenia
que hacer? No hablar, agarrar la pala, el pico, y hacer la zanja.
Hacer la mezcla, construir.
Era una especie de pacto que teníamos, un silencio, un acuerdo tácito entre ambas partes. Yo, construía casas, plateas, un lugar donde poder asentar las bases para una futura vivienda en un mundo moderno, “Ecológico”. Y la naturaleza, me pasaba en la consciencia la factura de realmente saber lo que estaba haciendo.
¿Y que mas puedo decir de todo esto? He perdido la fe en aquellos que hablan sobre la verdad. Es preocupante mi declaración, pues habla de una perdida de confianza por mi especie. ¿ Y sin embargo, vos que haces ? Me pregunto. Me lo pregunto a mi mismo. ¿ Alcanza con optar una vida en solitario, una casa eco-sustentable, sobre piedras, aislada con aserrín, una alimentación consciente, un amor por otras especies, separar los residuos, no comprar plástico? El mundo sigue su ruedo, la tormenta de arena se hace cada vez mas grande. La veo, allá en el horizonte, detrás de los pibes, de mis compañeros de campaña, de los héroes que en silencio trabajan, porque esa fue nuestra educación, la educación prohibida, silenciada.
-Amigos! - Quiero gritar, quiero avisarles que la tormenta los esta por devorar.
- Chicos!… Acá están los lentes y los guantes. - Grito, desesperado, con el corazón en la garganta, no aguanto mas, tengo miedo, lo siento en los huesos.
- Despreocupate Die, no hace falta – Me contesta uno de ellos.
¿ Porque no nos cuidamos? Yo jamas me quito las protecciones, busco mostrar con mi ejemplo como se debería actuar, según mi criterio, mi aprendizaje. No existe manual que nos explique cómo entregarnos a las misiones del exterior, cómo realizar las tareas de dificultosa y arriesgada entrega por los demás.
Detrás, a lo lejos, mas allá de la tormenta, observo el cerro de piedra verde. Un inmenso ser de un color refractante que se alza como gigante. Estático, dormido, paciente.
¿ Porque no te despiertas y nos aplastas a todos?. Termina de una vez con todo esto. Pensaba, mientras hacíamos el primer pozo para colocar la viga de encadenado.
Quería dejar esos pensamientos autodestructivos, enojados, tristes. ¿ Pero como hacer?. El conocimiento real de las cosas era una gran responsabilidad. Mientras mas me adentraba en las venas de la sabiduría de Terra, mas sufría por ella, mas la compadecía y le agradecía su humilde respeto, su paciencia, su amor.
Pero les juro que no lo estoy, en ninguno de aquellos estados, ni triste, ni enojado, si quiera feliz. Existe un neutro, un gris, al igual que un día escuche a un poeta decir:
“Madurar, es un día gris, un largo y eterno día gris”. Debo declarar sin embargo,afirmar ,que estoy preocupado. Pero no es la preocupación similar al amor? Así decía Maurice Maeterlinck: “El amor es la preocupación activa por el bienestar del otro”. Terra, estoy preocupado, ¿ Que puedo yo hacer?
Debería estar haciendo otra cosa, otro trabajo, pienso. Luego afirmo que quizás no esta tan mal del todo la construcción. Esta bien, al menos por un tiempo, luego tengo que hacer otra cosa. ¿ Que ? No tengo idea, pero esto no es lo mio, esta no es mi vida, mi dedicación. Estoy seguro que aun falta afirmar, terminar de definir el objetivo hacia el cual debo dirigir toda mi energía. Déjenme tomar los comandos de dirección de la nave, les prometo que no voy a huir a otro planeta. No hay escapatoria, el gran samsara nos enseñara el retorno de nuestra huella hídrica.
Las palabras se guardaban en mi mente. No debía olvidarlo. -Tengo que llevar un registro de todo esto - me decía.
-Carretilla! - Gritaba Luicito.
Y enseguida, todos estábamos rotando puestos, tirando paladas de tierra y descargándolas.
El ritmo era continuo, sin detención. ¿ En que pensábamos ? No existía tiempo para pensar. Había que cargar, palear, descargar y si tenias suerte, cambiar unas bocanadas de aire.
-Material ! - Pedía Pablo con desesperación.
-Dale que se nos seca la mezcla y cagamos…. - Agregaba
-”Se va a despertar el gigante de piedra y nos va a comer!” - Quería decirles a todos, pero no me hubiesen creído. Así que decidí mirarlo, admirarlo. Porque su grandeza era inmensa, su poder infinito, su consciencia muy elevada y paciente. ¿ Porque aun callaba y nos dejaba hacer semejante calamidad?
Quería adentrarme en mi mente al igual que Moebius. Hablar con mis personajes, verlos, en su mundo propio. ¿ Dónde estaban ellos?. No existían, no había personajes. Siempre estaba yo, sólo, el único de todas mis historias, de mis libros, de mis ideas, de mis sensaciones. El inmenso desierto se extendía, y podía observarme desde la altura, caminando. ¿ Cómo hacer para apartarme de mi y ser otro, otra? . Una colisión abrumante me pesaba.
-Basta! - Me dije y continué trabajando.
Luego, cuando fue la hora del almuerzo, volví a la tráfic. Claramente me quite el traje que me permitía abastecerme de las necesidades básicas para sobrevivir sobre la superficie del planeta. Es decir, de mi suéter.
Quise buscar mi tupper con comida. Lo mire. -plástico - dije para mis adentros. Una sola marca que logro acaparar el mercado, el hambre del capitalismo que devoraba lo pequeño.
Estamos al borde del último momento, mi interior lo sabia, podía comprender que pronto el gigante se despertaría. ¿ Y la tormenta? También vendría.
Cuando descendí de la gran nave me dieron ganas de ir al baño. ¿ Podría hacer como los astro-navegantes y depositarla en una cúpula que dirigida hacia la tierra se desintegraría en la atmósfera y se convertiría en partículas de agua?
Y detrito no estaría encargado de su trabajo, ¿quien entonces?
Observe las casas antes de sentarme a almorzar. Las cumbreras de los techos se extendían hasta el final de la calle, una calle de varios kilómetros de extensión. Todas las fachadas eran iguales. Aun, creo que la mayoría de las casas estaban vaciás. Se escuchaban sonidos de maquinas a lo lejos, el barrio seguía en su fase de construcción y diseño.
-Vamos camaradas! Es nuestro deber el de cambiar el modelo de construcción. - Hablaba conmigo mismo.
No podía soportar ver a todas las casas iguales. ¿ Este es el caso de Truman ?, pensé. Maldito sueño americano.
Que alguien me despierte, que alguien me saque de estas zanjas, estoy atrapado, me hundo en el cemento, me traga la modernidad.
¿ Y eso? Verde… Color verde, al fin. Pero no te dejes engañar. Pasto artificial, un compuesto inorgánico que se sustentaba a base de químicos y agua. Así es, químicos y agua. ¿ No ves como todo el liquido baja por las napas y desintegra a los pocos organismos vivos que habitan debajo? Y si, es la idea, hay que eliminar las lombrices, las termitas, las bacterias que se encargan de la descomposición. Eso seguro, no podemos permitir que las bacterias descompongan nuestra gran obra de arte. El ser humano es un artista, gracias a sus dotes una nueva capa de plástico abrió el portal del inicio a una nueva era: El Antropoceno.
La tierra tiembla, el gigante de piedra sabe que yo sé, lo que tengo que saber. Si, la tormenta se arremolina en el fondo, me están esperando. ¿ A mi ? ¿ A quien mas sino? . Mi vida es la única vida, cuando muera todo se acaba, ¿ no?.
-Padre nuestro, cuidanos – Rezaba, ¿ Lo hacia?...
Tenia, sin embargo, que mantenerme cuerdo, no dejar que el gigante de piedra se despierte y nos aplaste. Si eso sucedía, yo seria el responsable de matar a Luicito, a Iña y a Pablo. Y no quería hacer aquello; ¿ Porque lo haría?. Debía seguir trabajando, en silencio, no hablar sobre la verdad. Aunque la verdad latiera en mi, debía continuar con mi papel, con mi trabajo.
-Vamos Dieguito, ya tenemos la mitad de la platea, comamos algo y continuamos – Me decía iña mientras me daba palmadas de aliento en la espalda.
Era claro, íbamos a desaparecer, pensaba en mi mente. El gigante de piedra nos iba a destruir a todos. Los escombros que ahora estaba paleando, serian incontables, una nueva capa en la tierra, una nueva era geológica de alguna extraña composición química, cemento, plástico, humanos,nada mas, el resto se convertirá en abono. Detrito hará su trabajo y dejara a un lado lo que no sirve.
¿ Y entonces porque continuar con mi manía de querer escribir, de querer hablar sobre lo que iba a suceder? ¿ Podría llevar un registro real de lo que acontecía?
-Moebius… Dime cómo hablar conmigo mismo, como adentrarme en mi mundo onírico. ¿Cómo puedo hablar con mis otros yo? .
Ahora lo entiendo, no existe un sólo Diego. En mi, conviven incontables personajes, aunque me sienta sólo, en un cuerpo. Soy, decenas de mi mismo, soy quien quiera ser y seré lo que quiera ser.
Por ese motivo escribo, para encontrar a mis otros personajes, para darles lugar a su voz, que hablen o griten, como quien grita ahora en la obra.
- Paren esta abominación! - Ahí está, mi voz queriendo gritar, ¿ Se escucha?. Claro que no… Es un grito silencioso, como el de Kensaburo Oé .
Pienso que quizás, lamentablemente, necesitemos que se despierte el gigante de piedra, que nos aplaste a todos, o a casi todos. Que queden unos pocos, igual que como sucedió en japón, con las bombas. Luego del hundimiento tuvieron que esforzarse, que buscar la forma de reincorporarse y ponerse de pie. ¿ Lo hicieron? Claro que si, y de hecho, mejor que cualquier otra potencia. ¿ Potencia? ¿ De que estoy hablando? Que no se confundan mis palabras.
Terminó la hora del almuerzo. Retomamos la misión. En modo automático, la jornada se hizo ligera pero persistente. Al llegar a casa debería hacer mis clases diarias de yoga, sino, el cuerpo me pasaría factura. Los dolores se acumularían y muy pronto me llegaría la vejez.
- Alguno quiere una seca para activar ? - Compartió Luicito luego de haber prendido uno.
Se armo la ronda y el ritual comenzó con sus gestos de intimidad.
Pensé en Mescalito, en la yerba del diablo.
¿ Cuantos años he fumado? Había comenzado de chico, con temor quizás, rondando los 15 años. Observaba los rostros, las puertas de la mente que se enlazaban y se abrían, denotando la existencia de las otras cosas.
“No fumes diego, no lo hagas… Tenes que mantener el control. No dejes que el gigante se despierte.” Pensé, cuando me lo dieron. Y así como llegó, lo solté.
-No querés quedarte atrapado, no diego? - Me preguntó iña
- ¿Cómo? - Pregunté para cerciorar si su preguntá era la que había oído.
- Si no querés quedarte paleando. - Volvió a decir. Lo sabia, ahí existía el otro mundo, la distorcion psíquica de mi mente, el disparador de la locura. La abstracción de mi cuerpo físico.
¿Podría nuevamente sostener aquella consciencia? La ultima vez, su coste había sido muy alto. El resultado fue quedar internado, saltar por una ventana y llevarme 21 puntos en el cuerpo.
- No no, prefiero seguir con la mezcla. Terminar la platea. Si no te molesta podes seguir vos con los desagües… La casa anterior me la paleé toda solo. Déjenme un respiro che. - Agregué.
-Tranquilo Dieguito, no te va a pasar nada. - Insistió, ¿ Quien? Alguien, de otro plano, o quizás mi mente imaginando cosas.
- No entiendo. - Contesté
- ¿Que cosa? - Preguntaron, los tres, al mismo tiempo
- Lo que me están diciendo. -
- Que no pasa nada, que te quedes tranqui- Menciono y soltó una risa.
-Fumamos nosotros y te pega a vos. - Decia otro de los chicos.
¿ Acaso de reían de mi? Si, mi ego dolía. Debía respirar, hacer lo que me había explicado el psicólogo. Mantener la seguridad en mí, en lo que yo creía que estaba sucediendo. En el sentido de mis argumentos. Al fin de cuentas, yo no estaba drogado, al menos, no ahora.
- Bueno, voy a terminar con la platea. - Comente y fui directo a encender la maquina.
Así estuve, un rato, mientras mis compañeros tardaban en retomar el ritmo, las maquinadas me las preparaba sólo. En fin, tenia que terminar el trabajo.
Me distraje en varias ocasiones. Creo que no es tan sencillo poder mantener la consciencia y la respiración estable en trabajos tan forzosos y quizás menos, cuando los sentidos están alterados. Porque aunque no haya fumado ni una seca, creo en la simbiosis que nos conecta, en la estrecha relación que tenemos en nuestros vínculos.
Al pensar en aquello, automáticamente se me dispararon imágenes del pasado, de una vida que no era la mía, sino la de mis padres. ¿ Y como soltar aquello? Aceptando que fue un momento que sucedió, el vivir cosas que uno o una no elije y sin embargo suceden. De las experiencias mas fuertes brota el deseo de volcarse al arte, de eso estoy seguro, quizás ahí, en ese dolor y en esa represión por no poder expresarse en la infancia, brotó en mi, la semilla que ahora no puedo controlar, el ansias por querer escribir todo, por hablar, por contar, por narrar.
-Detrito, hazme el favor de descomponerme, dejame ser parte de Terra. Quisiera, con todo deseo de mi ser poder servir de abono a la tierra. He visto materiales que no se degradan, he encontrado en la tierra de mi casa, soldados de plomo y de plástico con los cuales antaño he jugado. Por favor, llevate y aparta esas ideas de mi, que no son propias. Quiero ser como las hojas del cohihue que se secan y al caer, mantienen la humedad justa del suelo. -
-Detrito… Ubik. Escuchame en mi llanto y en mi anhelo . -
El día laboral concluyo. Como concluyen los finales inesperados de las historias borrosas. Me daba cuenta que pasaba mas tiempo viviendo en mi mente, en un futuro próximo, que en el presente. Y sin embargo, aunque lo sabia, aunque lo entendía, ¿ Cómo podría manifestarlo? ¿ No se necesita acaso una acción en concreto ?
Retome el rumbo de mi nave. Busque un lugar donde descansar. Ahí estaba, una casa. Una pequeña cabaña de los años 60. Construida con troncos de Ciprés y paredes de hormigón.
La casa era helada y aunque estuviésemos en verano, el frio se colaba por los cimientos.
Aquel era nuestro hogar, el mio y el de mi amor. El nido que habitábamos.
Al llegar, Lucero, como es la primer estrella que se asoma en el cielo, pinto el lugar de blanco, colgó unos lienzos y sus pinturas. Puso el altar y un vaso de agua. Flores recolectadas y aroma de lavanda.
Mi tarea era otra, la limpieza y el orden, la estructura de lo material, llevar el registro de lo necesario.
Ambos, dos pilares del tempo, compartíamos cama y cocina, silencio y preocupaciones. Risas y peleas. ¿ No es todo aquello lo que produce la pareja? El acompañamiento de las sensaciones ocultas. Lo que hay que trabajar y lo que soltar. Un equilibrio de alguna balanza invisible.
Llegar , era para mi un alivio. Una forma de liberar el tiempo y la estructura que me hacia avanzar. Pues soy chancho de tierra, me dijeron. Con el sol en Tauro y la luna en Aries. Es decir, un animal de Terra. Y de esa forma, la necesidad de mantenerme equilibrado sobre una superficie a veces me atormenta y no me quedaba mas que aguantar, aguantar hasta que llegue el momento de decir: Basta. Y se acabo, me muevo lento, observando con cautela el entorno. Y cuando encuentro un pastizal donde descansar, me hecho una siesta y como mucho, de la naturaleza, porque profanar el reino animal me da miedo y pena. No puedo luchar con mi consciencia. Y entonces aparece alguien y me dice que tener auto contamina. Y ahí de nuevo, me pongo como loco, porque se que tiene razón. ¿Lo vendo y me compro una bici? Así caigo en el mercado y yo, odio el mercado. No sirvo para los negocios. Entonces me la aguanto y me excuso diciendo que es por un tiempo, que ahora la necesito para trabajar.
Estoy dando vueltas, tal vez el humo aun me sigue afectando y mi mente se dispara con gran velocidad. Pierdo el sentido lógico, aunque se que la lógica siempre se mantiene, porque la fractalidad de la creación tiene su sentido, intrínseco y natural.
-Me bajo acá Dieguito – Suelta Luicito cuando llego a la ruta.
¿Aún no había llegado a casa? Me sigo adelantando con la mente, vivo en el futuro, en la praxis de mi mente que se desenvuelve con la lógica de mi trabajo, el cual consiste en hacer los cimientos de una vida. ¿Porque al fin de cuentas… Qué significa hacer una casa? Encontrar el lugar mas importante en donde reposar, en donde crear, en donde forjar y construir. El hogar quizás lo sea todo, desde el momento que el ser humano se acento y se situó en un lugar fijo, hecho raíces como las plantas. ¿ Y entonces porque no nos hacemos cargo de Terra? Supongo que nos vendieron una realidad cómoda, un sueño en donde las cosas se harían solas. Tal vez tirando de una palanca, presionando un botón o simplemente pidiéndoselas a Siri, al ordenador. No se, es la farsa que compramos, el sueño de la tranquilidad y del menor esfuerzo.
El futuro nunca llegará. Lo sé porque me lo dijo el gigante de piedra verde.
Y entonces llego a casa, al fin, se termino el día. ¿ Cómo que se termino? “Al final del día, significa al final del día.”, medito acerca de eso y comprendo que aún queda mucho por hacer, por cambiar.
Me acuesto, mi lucero me envuelve en sus brazos y me siento arropado por la noche, tibia.
Duermo.
Duermo.
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