La praxis de mi replica, su tiempo. 3

 

Estaba decidido. Subir la montaña no era tarea dificultosa. Aquello era lo de menos en realidad. La verdadera prueba llegaría en el momento que me encuentre arriba, cara a cara con el gigante de piedra. “¿Querrá él escucharme?”, cavile. Era muy probable que no haya sido el único en querer hacerle preguntas. La verdad es que era seguro que no era el único. ¿ Hace cuantos siglos que aquel coloso yacía postrado en la cima de la montaña? .

Esa mañana, 6/6/2046 , preparé una pequeña mochila de viaje. Metí un par de manzanas, unas rodajas de pan casero, una banana y un puñado de maní con pasas. Suficiente para recuperar las energías del día. Me calce unos zapatos que había comprado en una feria, unos pantalones ligeros y una campera rompe-vientos. Agarré la Trafic, la encendí, y a las 09:30 de la mañana ya me encontraba por la Ruta 40. Maneje en silencio. En varios momentos tuve la intención de poner música. Pero a fin de cuentas no quería dispersarme de mi objetivo. Sentía que desde el momento del viaje, había comenzado en mi, una especie de meditación en movimiento.

Me detuve frente al cerro verde. Del otro lado de la Ruta, bajando por una cortada de tierra y ripio, se podía ver el nuevo y creciente barrio. Allí estaban, todas las casas construidas en serie. Pero daba igual, no existía tiempo en el mundo para distraerse¿ No significaba aquello también una excusa por no querer afrontar la verdad?.


Apague el motor, agarre la mochila, me baje, trabe las puertas, mire la montaña, mire la calle, vacía, desierta, la estepa, el sol en el horizonte. Cerré las puertas, guarde las llaves en el bolsillo, me puse la mochila, mire el barrio, me enoje, mire de nuevo la montaña, respire, me dije : “Tranquilo diego, hay que continuar” .


Me atreví a subir, con pasos continuos, camine cerca de unos 25 minutos en línea recta, con dirección al cerro verde. Siempre lo tuve de frente, como todas las cosas de la vida. Estaba consciente de que estaba dejando atrás todo mi trabajo, mi esfuerzo. ¿ Que pasará con mi recompensa?, no importaba, no quería recompensa. Buscaba tranquilidad, respuestas, seguridad.

Buscaba, guiado por mi intuición mas que por el razonamiento, la forma mas fácil de llegar a la cumbre. Me sentía como un Stalker, un explorador que se animaba a entrar en una zona desconocida, u olvidada. Aunque faltaban a mi lado el profesor y el escritor. Podía percibirlos dentro de mis anteriores vidas. Y cómo si fuera poco, en mi, latía la fe de la creencia, el agradecimiento de estar recorriendo aquel maravilloso lugar, que aunque quizás no tenia nada de maravilloso, era único, sagrado y natural.

“No hagas diferencias entre tu cine y tu vida… “, Recordaba las palabras de Tarkovsky.

Hasta el momento de su muerte había llevado a su arte para que se manifieste. ¿ Podría acaso yo hacer lo mismo? De ser así… ¿ Cuál sería mi arte? .


Avance en busca del gigante. Sabia que para encontrarlo debía seguir sus huellas. Unas huellas que habían sido opacadas por el paso del tiempo, pisadas ocultas por la vegetación, olvidadas. Si quiera el olfato me serviría para poder encontrarlo, su aroma, es decir, el aroma antiquísimo de un ser milenario, similar a la geosmina. También había sido ocultado por el avance de la detención.

Desde la altura aún podía vislumbrar la Ruta, que se extendía como una gran línea delgada, un corte en la imagen del horizonte natural que se vislumbraba. De este lado de la línea, me encontraba yo, sólo, buscando. Del otro, la vida diaria, la calma de un hogar, las responsabilidades, la sociedad entera. ¿ Podía decir por ese motivo que de este lado de la línea se encontraba algún propósito elevado mientras que del otro lado sólo existía el tiempo sin vida?. Nada podía afirmar.


Me jacte, unicamente de mi intuición. Seguí aumentando en altura, y el camino comenzába a volverse mas rocoso, la vegetación exigua y las nubes precipitaron mas cerca de mi cuerpo.

Hice algunas paradas, entre ellas, la que mas tiempo me llevo fue una dedicada a la contemplación de una cueva, una especie de caverna granítica verde que no tenia mucha profundidad, sin embargo, el espacio de aire que contenía dentro, tranquilamente podría considerarse apto para habitar. Un pequeño rincón para un fuego que caliente el resguardo. Otro sector destinado a la cocina y el acobachamiento de comida y un espacio destinado al descanso. ¿ Que mas se necesitaba? Bueno, un baño no vendría mal. La comodidad moderna me hacía pensar en lo laborioso que fueron los baños secos u otras creaciones semejantes.

¿Se necesitaba algo mas para poder vivir ? . Bueno, si recaíamos en la idea de que me encontraba en el Sur de la Patagonia y en ciertas estaciones las temperaturas y el clima son un poco inhóspitos, si. Se necesitaban algunas necesidades básicas elementales. Sin embargo no podía dejar de pensar en todas aquellas familias que viven en el Alto, los barrios apartados. Las tomas de lo que antes eran las Canteras. ¿ Cómo se puede vivir en un suelo rocoso y sin posibilidad de si quiera trabajar la tierra?. Ellos podían, de hecho lo hacían. Seguramente sus vidas eran difíciles. ¿ Y cuanto aun mas con las diferencias de clases que hoy en día existían juzgando los puestos y las capacidades laborales? . En fin… No quería volver a enrollarme en aquellos pensamientos.

Deje la cueva y continué subiendo.


Un sentido de unicidad con la montaña me acompañaba. Aún era temprano, el sol no había llegado a su cenit. Respiraba una humedad que se desprendía del suelo y sentía, como la misma, se apretaba a los pelos de mi barba, me mojaba suave y tiernamente el rostro. Pensé que aquellas podían ser mis lagrimas o quizás el agua del ciclo de la vida, una sustancia natural que me envolvía y me purificaba a medida que me acercaba al gran coloso.

¿ Sabrá el de mi llegada?, Seguramente.

¿Podría existir algo que aquel ser no comprendiese?, no había duda de que no, el gigante de piedra era Terra misma, quizás su rostro, quizás su alma en forma física, tal vez un hijo, pero de todas formas, fuese lo que fuese; Él lo sabia todo.

¿ Y cómo podía yo estar seguro de su existencia?, No solamente la enseñanza de Zarazushtra, ni de Shakyamuni, ni de Sócrates o Laotse. Había infinidad de referencias al retiro en la montaña, a la escucha de aquella voz que me incitarían en mi despertar.

La señal que mas tranquilidad me daba sobre su existencia, era aquella que podía percibir cada vez que trabajaba. Existía un peso, como de una mirada ajena, superior, que me clavaba firmemente sus ojos y me hincaban inconscientemente, a repensar cada pequeña acción que estaba haciendo. La mayoría de las veces hacia oídos sordos, pues el temor que sentía de entender que estaba cometiendo error tras error, me avergonzaba. Pero hoy, en este instante, estaba desafiando concretamente todos mis temores. Había tomado una decision interna, quería un cambio, un movimiento rotundo. Anhelaba, descender de la montaña con mi vista despierta, con mis sentidos transformados. Era, la crisálida que llevaba encima, un caparazón que me estaba pesando. ¿ Podría abrirse gracias a las palabras de algún maestro? Aquella, era mi fe, mi esperanza mas profunda.


Reflexione acerca de quien era yo, me refiero a, quien era el personaje que se adentraba en subir la montaña y encarar al gigante. ¿ Era acaso mi yo real? ; ¿ O era mi doble?.

Instantáneamente, surgía con cada paso que daba, la necesidad de diferenciar aquellas dos entidades que habitaban en un mismo cuerpo.

En cuanto a mi percepción como ser real, creo que podría describirlo como una sensación de calma que se aloja en el pecho, como una evocación de proximidad a mi objetivo o incluso, a mi propósito natural. Era, en efecto, quizás la sensación que mayor tiempo me había acompañado en mi tiempo de vida. Desde pequeño siempre fui, e inclusive ahora, yo mismo sigo siendo.

Por cuanto a mi doble, era una proyección creada en un lenguaje binario, un ser, o un personaje, que se había despertado en el momento que el programa madre había dado Inicio. Era algo similar a una especie de sensación programada, un piloto automático en donde una acción o un pensar, sucedían seguidas por otras y el tiempo así, discurría de una forma veloz, sin contemplación. Puede, que para definir-lo, lo describa de una forma simple y holgada como: “Maquina” . Aquel Diego, había estado programándose a lo largo de mi crianza, había estado adquiriendo algoritmos y respuestas automáticas con las cuales afrontar las decisiones mas importantes de la vida. ¿ Cómo olvidar que cada decisión es la decisión mas importante de nuestras vidas? . En ese instante, cuando la elección de las mismas se realizaba automáticamente. Allí, surgía la consciencia del Doble.

El doble y uno/a mismo/a . Son complementarios. No puede existir sistema que se desarrolle sin una praxis de lenguaje. El lenguaje de las maquinas, es binario. Para comprender el origen de las maquinas, hay que entender que antes de que ellas existieran, el ser humano fue maquina. De hecho, lo sigue siendo. Ya no buscamos un remplazo que nos suplante en la repetición constante y perpetua de sobrevivir. Sino que nosotros mismos nos auto-exigimos en una programación lingüística que no se salga de ese juego que son los datos binarios. 1 – 0 .


Terra estaba cambiando. En dicho año que representa el 2046, todo el planeta ya era otro planeta. ¿ Qué paso con la tierra antigua? La abandonamos. Hemos salido de ella, sin necesidad de abordar una nave, o de emprender un viaje interdimensional. La alteración interna a cambiado los paradigmas que hoy rigen todo el sistema.

Inclusive el otro día leí en las noticias lo siguiente: “El núcleo de la tierra ha cambiado su sentido de giro” . ¿ Es aquello algo normal? Si que lo es. Lo que no lo es, es la fuerza que hemos generado en la existencia de un botón imaginario que dice: “Cambio de era” .

Y ahí existe el problema, hemos generado un lenguaje vivo, un lenguaje muy poderoso que tiene a toda la especie sumida en un oleaje de movimiento. Sus capacidades son binarias, pero con ello alcanza para desarmar la naturaleza,la cual ha estado cientos y miles de eones generando su propia vida. En dicho presente, que es un futuro existente. Sólo hace falta hacer un “Click” y el centro del núcleo de Terra, girara en sentido antihorario.


NO hay que sobrestimar la idea de que el futuro es un presente existente. Estamos acostumbrados a la idea de que el futuro es un tiempo venidero, algo próximo. Un suceso que “Esta” pero aún no ha llegado. Y esas ideas son totalmente incorrectas. Hay que comprender que el tiempo pasado, es decir, “Lo que fue”, aún perdura con nosotros y es una huella que nos acompañara siempre.

La modernidad ha intentado dividir en 3, el tiempo existente. Pasado- Presente- Futuro.

Pero es incorrecto creer que esa es la única percepción de lo que transcurre. El transcurrir del tiempo o de la vida es un proceso, una forma de sentir y una cualidad abierta de percepción. Si ahondamos mucho en esta idea podemos ver que el pasado nunca ha desaparecido, que el presente se modifica y que el futuro nos condiciona. Hay que tomar medidas urgentes de decisión. Y esto, lo sabe muy bien el Gigante de piedra verde. No sólo el, sino que las plantas y los animales que aún abundan en consonancia con los latidos de Terra.
Si es cierto que el tiempo binario existe, y que en efecto somos maquinas. Entonces apaguemos ese circuito de retroalimentación masoquista. Dejemos a un lado todo el daño que estemos causando no solo a nosotros mismos, sino que a todos los seres con los que compartimos el espacio en una simbiosis elemental.


Mi búsqueda continuó. Cada paso que daba era una seguridad de proximidad con respecto al Gigante.

Llegue a una especie de valle, en algún momento de todas las reflexiones que ayornaban en mi contemplación. La imagen de un mallin seco y austero, donde unos pastos altos se erizaban como espigas del resplandor solar, donde círculos elípticos de barro y arcilla dibujaban espirales y en donde minúsculas plantas repetitivas vislumbraban los mandalas de la reproducción natural. Todo aquello me abrazo y me dio la bienvenida. Era como un espacio mágico, un lugar detenido en el avance erosivo del humano , un espacio de tiempo sin tiempo.

Casi en el centro mismo de aquel valle, una piedra se mantenía recta y firmemente parada. Su color verde me interpelo de golpe y no pude hacer otra cosa mas que avanzar hacia ella.

Me detuve a unos pocos pasos, la observe como queriendo no olvidarla jamas. Respiré y lentamente comencé una reverencia en forma de saludo y agradecimiento.

Las señales me indicaban que la proximidad del gigante de piedra, estaba cerca.

No pude, aunque quise, tocar aquella roca. Vi que las partículas de plástico conformaban una capa que había sido desprendida y carcomida por el desgaste del viento y la arena. Sin embargo, las esquirlas aún se agarraban con firmeza. Eran aquellas las marcas de nuestra era.

Pedí perdón y continué.

Una especie de culpa que no era miá siempre me había acompañado. Sabía muy en el fondo que sólo era mi responsabilidad la de realizar pequeños cambios. Lo que estaba sucediendo sucedía e iba a seguir sucediendo siempre. Los ciclos naturales habían mutado en una geosis antropocéntrica. “Tiempos modernos” Diría un antiguo comediante.


La apertura de los cielos me calentaba. Que calidez me brindaba el sol y su seno materno.

Trepé un pedregal y salte un pequeño charco que me devolvieron la sensación de sentirme en casa.

Luego de eso, a mis espaldas solamente quedaba el recuerdo de aquel valle, algunos picos de montañas lejanas y uno que otro ave que sobrevolaba. ¿ Estará Gavilán entre ellos? Pensaba en aquel hechicero que conocía el lenguaje del mundo y había abandonado su forma física para convertirse en pájaro. Ojalá fuese como el, un hechicero del verbo, un buscador del equilibrio. Pero no es el caso, mi magia es diferente, no se jacta de hechizos, sino mas que de proyecciones, de creaciones mentales. Había olvidado, tal vez, en el ritmo rutinario del mundo, de la sociedad, lo que significa crear con la mente.

Puede que hasta haya olvidado el poder que existe en las palabras YO SOY, seguido de un listado inacabable de adjetivos luminosos, palabras motivadoras, verbos que me definirían gracias al poder de la proyección mental.


Comencé a re-programar a mi doble. En este lapsus antihorario, las agujas de mi corazón, de Terra, del cosmos infinito, estaban en concordancia. Mientras mas caminaba, mas profundizaba en mi, en el origen, en la verdad.

Todo el lenguaje y las acciones son programaciones neurolingüísticas. Nos están controlando, esa es la realidad. ¿ Y quien peor para controlarnos que nosotros mismos?, Nuestro doble. Que no es una parte separada de quienes somos, todo lo contrario, es lo que somos, es nuestra parte mas oscura, mas sensible, mas vulnerable.

Y si dejamos que eso suceda, perder el foco del trabajo interno, de la reflexión, de la compasión, la bondad, la escucha propia. La sed y el hambre del “Gran Leviatán” o la sociedad , nos arrastraría por los sedimentos mas oscuros de la misma. Hasta tal punto, que olvidaríamos quienes somos por completo. Nuestro doble tomaría el control mecánico de la maquina, como si fuese el piloto regido por una serie de instrucciones milimétricamente pensadas. Y en base a esas reglas, a esos mandatos que no son originales, porque la originalidad ha desaparecido. 2046 y los años siguientes, serán épocas de modificaciones, prueba y error. La gran mente del doble colectivo, diseñando y pensando las estrategias mas elaboradas y prácticas para su ejecución.


Los antiguos textos de los escribas, fueron hechos en forma de Códex , códigos escritos antes de la invención de las grandes imprentas.

Existieron muchos, en su mayoría, escritos en forma de pergaminos. Y existe uno, en particular, realizado en formato de libro.

Cada Códex, lleva primariamente el nombre de su ciudad de origen, luego, un segundo nombre que le da su propia autonomía. Dicen : “Cuando se le brinda el nombre a algo, se le otorga vida” . Y ahí volvemos a la importancia del lenguaje. Sin embargo, no quiero distenderme del tema y retomar la idea de que cada Códex, parte de un punto especifico geográficamente. La unión de la biblia, su recopilación y consolidación, que fueron llevadas a cabo por el nombrado en aquel entonces Ptolomeo II. Le dieron el nombre de Alejandrina.

¿Porque estoy retomando en medio de mi historia personal, un tratado que sucedió en el siglo III A.C ?, pensaba.

Luego me dí cuenta que el conocimiento por la verdad me haría libre. Observe el cielo y las estrellas que aunque no podía visualizarlas debido a la luz solar, sabia en el fondo que allí estaban.

Ptolomeo, pasado los años, también fue un gran astrónomo. Él, no era el mismo que consolido la biblia, sin embargo, en el poder del lenguaje y del nombrar, vemos que se repliega su doble.

El doble es un ser eterno que ha existido siempre, es parte del lenguaje original de la creación. Su existencia y su permanencia en el mundo son infinitas. El doble, siempre buscará la forma de perpetuar su vida.

Volviendo con Ptolomeo, quien propuso un tratado astronómico, nombro la mayoría de las estrellas y definió una forma de pensar en el ser humano. Claramente, estaba basado en las antiguas escrituras, en una representación macro del mapa de Israel. Cada estrella es un Códex. Cada Códex es una escritura sagrada. Israel es el mapa de América invertido, por eso esta oculto. Los pliegues y las repeticiones no sólo existen en nuestro mundo, también en el exterior. Que al fin de cuentas, no dejan de ser parte del mismo mundo. Nuestro mapa, las divisiones geográficas que existen, existen por una imposición, por un mandato que alguien en su tiempo propuso. La tierra prometida, es la representación misma del mapa cósmico estelar y esta dividido según los tratados de la biblia.

La historia es siempre la misma, una repetición constante sin tiempo.

¿ Y Cristo que tiene que ver en todo esto?, nada, es simplemente un Código oculto de la verdad, una serie de números que es la siguiente:

010000110111001001101001011100110111010001101111


Cuando creía que había llegado al fondo de mis reflexiones pragmáticas mas profundas.

Me encontré cara a cara con el gigante de piedra.


-Sísifo – Pronuncié… Quizás adelantándome a un conocimiento que no reconocía propio de mi.

Desde un trono de roca caliza, verdeada, con una serie de estalactitas y estalagmitas, se daba la forma de un dosel, un espacio sagrado y dorado, donde yacía postrado cual emperador. Un ser, un coloso de piedra, un antiguo y oriundo poblador de Terra.

Su cuerpo era pesado, o al menos eso invadía a la sensación de la vista. Su altura y su contextura eran casi el triple de mi tamaño. Su rostro, si es que aquello era el rostro. Parecía mas bien una roca con dos huecos profundos. No podría decir que su cuerpo estaba diseñado como el nuestro, no encontraba sus piernas o sus brazos. Mas bien, era una especie de unidad rocosa, un ser íntegro en su composición de materia.


- Quien me llama por mi nombre, me invoca. - Escuche, pero su voz se pronuncio dentro de mi mente. El sonido de su habla no era una pronunciación al mundo, sino que estaba dirigido plena y concretamente a mi .


Caí preso del cansancio de mi cuerpo y mis rodillas se vencieron y se postraron. Digo eso, para no admitir que fue el temor que me invadió por su presencia viva, su semblante era glorifico y poderoso. No existía duda, de que aquel ser había visto a los creadores del mundo, a los pioneros. Porque seguro que antes que él, sólo el vacío existió. Luego, sobrevino su imagen y después, todo lo demás.

No podía comprender de donde había brotado su nombre en mi recuerdo. Termine por deducir que todos lo conocíamos, de alguna forma u otra, él era el escolta de los dioses, el protector del portal, el guardián de lo sagrado. Y allí estaba, yo, un indefenso Terrícola, un habitante de Terra.


-Sísifo. Perdona mi atrevimiento en buscarte. Estoy desesperado y necesito encontrar respuestas. -

Intenté que mis palabras sean lo mas verdaderas y simples posibles.


-Has interrumpido mi contemplación temporal. ¿ Que es tan importante responder, para osar detener el orden natural de las cosas por tu propio beneficio? . - Sus palabras pesaban en mi cuerpo. Las rodillas se hundían en las rocas duras, como si fuese arcilla húmeda. Estaba con la cabeza gacha, no podía verlo al rostro, no me animaba.


-Sísifo, insisto en que necesito encontrar el camino para des-programarme. Por mi bienestar, por el de todos. - Era cierto que no tenia una pregunta especifica, no podía pensar en algo concretamente. Mi duda era grande, como una montaña en donde lo desconocido se había acumulado.


-Es imposible. Todo obedece arriba. Es un movimiento en espiral, retrogrado. - respondió


-Sísifo. ¿ Cómo apago a mi doble?. - Me atreví a preguntar.


-¿ Cual de los dos es el original?. Primero averigua. -


-Sísifo. ¿ Que va a pasarnos cómo especie? -


-Mutar. Pronto comenzara el gran holograma de los nuevos. Los recién llegados. -


-No comprendo que me quieres decir. - Acoté


-¿ Cual es tu relación con el universo ? Acaso… ¿ Crees ser el nuevo mesías? - Su pregunta acelero los latidos de mi corazón y con ello, el tiempo del mundo comenzó a ir mas deprisa. De golpe, el sol se oculto y como en un movimiento oscilante, desapareció detrás de unas rocas paradas, así, llegó la noche, los astros con sus movimientos elípticos, sus cadenas de uniones, la vía láctea, entera; Delgada como un hilo de cúmulos espaciales. Los otros mundos, las otras vidas, las otras especies, todas presentes. Destellos de astros, luz, oscuridad. Una música que no era sonido emitido, sino el silencio que esperaba a la siguiente nota, la cual, aún no había llegado a manifestarse.


-Primero, ocúpate de ti mismo. Sana tu pasado y tu futuro. Aprende a vivir con quien eres y elige tus propias decisiones. Responde ante ellas y cumple con tu propio deber interno. ¿Que mas quieres que te diga?. Vuelve y comienza tu camino… - La voz, como de un padre, una santidad, una madre o inclusive mi propia voz; Eran las que escuchaba en mi interior.


-Sísifo… -


- Recuerda quien eres. -


-Sísifo… - Aquel nombre era todo lo que podía decir.


-Vuelve y recuerda . Ahora vete, necesito continuar con mi deber. -


Sentí el hundimiento del suelo bajo mi volumen. La arena me trago, mi cuerpo entero se desplomo en vertical. Una caída en giros, descendente. Un barranco de arena y piedras lajas, sueltas. Movimiento de desplome. El sonido del viento que dilataba en mis tímpanos. Terra de nuevo. ¿ A dónde había ido?. Quizás había sido todo producto de mi imaginación, ya no existía templo de roca, ni un guardián, ni su voz, ni la miá; Solamente el cavilar de mi mente y la tierra que latía bajo mis pies del mundo que habitamos.


“Tengo que hacer algo con mi propia vida, algo por el suelo que estoy pisando. Es mi deber, cuidar mi casa. “ Reflexione.


Cuando termine con la caída, sentí una liviandad suave y tranquila. Mi cuerpo descansó en un llano de vegetación, una especie de humedal. Había descendido de lo alto de aquella montaña; O me habían expulsado. Quizás, la voz de la verdad era mucho entendimiento de golpe, un sobrepeso que mi alma aún, no podría acarrear.

Todo aquello no me importo realmente. Me incorpore, me sacudí y observe el pedregal de laja que se estiraba como una escalera hasta la cumbre de los cielos.

“Ese es el templo prohibido para nuestra especie. Arriba están los dioses, abajo esta la vida. En la tierra las semillas y la vegetación, son el vortex o el vórtice de sucesos, que nos conectan entre ambos mundos, entre ambos extremos. 1 – 0 unidos, la simbiosis sin especie ni raza. No existe distinción frente a la unión”, Premedite mientras me sacudía el polvo de la ropa.


Observe con naturalidad y lentitud lo que había presenciado. Buscaba respuestas, el gigante de piedra me las había dado. ¿Que era entonces lo siguiente?.

Una nube de duda se poso sobre mi cuerpo.

¿Que debía hacer a continuación?, ¿ O mejor dicho, que quería hacer? Primero que nada volver a mi nave. Reactivar los motores de encendido y conducir hasta mi hogar. Buscar a mi estrella, contarle lo sucedido. Posiblemente renunciar a mi trabajo y volver a escribir.

Si, estaba seguro de todo aquello. Las respuestas que me habían dado apenas estaban en sus comienzos. Obedecía a mi fe, el tener que indagar con profundidad en las mismas. Sin embargo, no tenia dudas de cuales serian mis siguientes pasos.

Junte ambas manos, hice una reverencia y me di media vuelta.

Deje atrás aquel misterioso valle. Para cuando llegue a la nave, el color del cielo estaba naranja. Era hora del atardecer. Busque en la mochila la ultima fruta que me quedaba. La comí observando, con lentitud y calma aquel paisaje que ahora era dorado y azul. Cuando los tonos desaparecieron y la noche comenzó a presenciarse, me subí a la Trafic, encendí los motores, prendí las luces y me fui.


Maneje un rato, las estrellas volvieron a presenciarse. Para mi sorpresa no me encontré con nadie en la ruta. Estaba totalmente desierta.

“Mejor así”, pensé. Esto debe ser obra del gigante de piedra.

Maneje un poco mas, doble en una calle de tierra y llegue a casa.

Descendí, claramente con el traje de oxigeno aun conectado a mis pulmones. No quería contaminar-me con impurezas del aire. Cerré las compuertas de la nave y con un arma que de golpe tenia en el cinturón, baje en guardia. ¿ Porque?… Resulta que sentía algo en el pecho, una especie de problema que se asomaba. El aire estaba mas frio de lo normal, y un suspiro lejano me decía que no baje la guardia.


-Amor, Volví. - Comenté. Intentando escuchar alguna respuesta del otro lado.

- Amor… ¿ Estas en casa? - Abrí la puerta en sigilo y apunte para ambas esquinas de la entrada, que en esta cabaña, eran un amplio comedor.

No encontré señal alguna. Parecía totalmente vacía la casa.

Enfunde el arma, me quite el tanque de oxigeno y lentamente me saque el traje. Lo colgué en la entrada, donde van todos los trajes. Me quite los zapatos para impedir que alguna impureza se filtre en el ambiente térmico y cuando por fin la sensación de “llegada” me sobrevino, no sucedió nada. Y aquello, fue lo que me dejo intranquilo.

¿ Dónde estaba mi lucero?…

¿ Dónde me encontraba realmente? Esta pregunta en particular me sorprendió. Porque presentía que estaba experimentando una realidad diferente, habitando una casa que no era la propia. Inclusive me percibía dentro de un cuerpo que no era el propio.

-Mierda ! - Exclame…

- Estoy en la vida de mi doble. - Terminé por entender.


Corrí a mi armario. Observe la ropa, no era la miá. Aquella era ropa de moda y yo no usaba esas cosas. Mi ropa era de segunda mano, reutilizada y reciclada. Miré con detalle la casa, era completamente igual. ¿ Sólo habían cambiado mis cosas?. Me dirigí al baño, busqué el espejo, cuando lo encontré me mire. Fue en vano, porque no vi nada. Ni siquiera pude observar mi propio reflejo. Entonces me asuste y desperté.

Estaba en la cama, sabanas blancas, cuadros blancos, lienzos. ¿ Qué es este lugar ?

¿ Quien soy yo ? …. “-Gigante de piedra, que significa que pronto comenzara el gran holograma de los nuevos. Los recién llegados?-”. Solamente la incertidumbre se hacia clara; Como agua.

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